Nací por obra y gracia de
Daniel Villegas Barreneche y Gabriela Barrientos de Villegas, un día del cual
no tengo ya el recuerdo. En el municipio de Fredonia, tierra cafetera del
Suroeste Antioqueño amarrada a la montaña como un animal con miedo, en el seno
de una familia tan orgullosa que se sentían parientes del mismo Dios, o sea, en
el seno de Abraham.
A los tres años partimos para
Medellín. Si no sigo la historia, es por lo que considero que no vale la pena,
una radionovela con fondo de tango que ha sido mi existencia; además prefiero
que otros lo hagan.
Mi hoja de vida es tan
pequeña que no cubre el sexo de un colibrí, y además como he vivido del crédito
se las quedo debiendo
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Alguien me dijo una
vez que Federico Villegas Barrientos no tenía cabeza, me entró curiosidad y
traté de comprobarlo, tenía toda la razón el crítico de marras lo que tiene es
un mapamundi encima de los hombros, es un hombre fuera de serie, desconcertante
y genial que hace morir de envidia al que de verdad sino tiene cabeza.
Gustavo Sierra Lotero
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